El que lucha lo hace por mí y por los míos, no por él mismo ni por los suyos.
Mensaje recibido el 23 de diciembre de 2024
Oración
Nunca ha sido mi disposición permanente ni mérito mío, has sido tú señor quien me ha inquietado
en tu infinito amor, me has hablado y me has mostrado la voluntad de mi Padre.
Recibe toda la gloria y el honor porque eres unigénito Hijo de Dios el que venció a la muerte y el que
obedece al Padre.
Mensaje:
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Habla el Hijo:
Cuando entras en la batalla espiritual por mi iglesia es que estás completamente entregado
a mi voluntad y a la del Padre, porque no hay manera de que eso ocurra sin ser obediente en todo.
Quienes están hoy contigo para la batalla deben doblegar su voluntad a la de mi Padre por completo,
buscar y seguir mi camino sin dudas en sus corazones, porque quien duda se hace débil, quien
titubea se hace débil y queda expuesto a los ataques de Satanás y las huestes de maldad.
La duda es la que hace nublarse de la voluntad de mi Padre y de la mía, para mi iglesia.
Pregona entre ellos que quien duda cae y se nubla, la mente mía es la que deben tener, pero para
tenerla deben dejar la duda que los hace desobedecer. El soldado cree y sigue ciegamente las
instrucciones de su general y ese soy yo, por lo tanto, si les pido morir por mí eso harán. Quien no
está dispuesto a morir por mí no puede ser preparado para la batalla, y cuando digo morir, lo digo
en este mundo, no en el cielo; es ahora y no mañana, es hoy la entrega total y no mañana.
Que mis hijos lo entiendan para que sepan que estoy con ustedes, porque ¿para qué me
llaman si no están dispuestos a morir?
La vida del que lucha la batalla es de muerte día a día y por completo ya que el soldado no
vive para sí mismo, sino para los demás. El soldado que va a la batalla muere por amor a mi iglesia,
muere no por él, sino por sus hermanos. No todos mis hijos están dispuestos a morir por sus
hermanos, pero es la única manera de luchar en esta batalla. Nunca ha sido el propósito, luchar por
los suyos ni por ustedes, sino por mí y por los míos, mi iglesia. Que abran los ojos para ver esto: el
que lucha lo hace por mí y por los míos, no por él mismo ni por los suyos.
Ustedes saben quiénes son los suyos, pero no saben quiénes son los míos, es por esto que
quién es soldado mío no sabe por quiénes da la batalla, pero aún sin saberlo, lo hace por amor a mí
y a mi Padre. La batalla que darán en sus casas es por mí y no por los suyos, porque yo necesito
soldados con sus casas ordenadas y en luz, para que Satanás no entre en las filas de mi Ejército y los
pueda atacar.
Todo se reúne en mí, es por amor a mí que mis soldados dan la batalla y no por amor a ellos
mismos ni por amor a los suyos. Hay quienes aún tienen como propósito a los suyos y eso debe
cambiar en sus corazones ¿Quién está dispuesto a perder a su familia por estar en mi Ejército?
Es lo que debe ocurrir, porque perderán todo en este mundo por amor a mí, pero ganarán
la mayor herencia en los cielos. Los que aún tienen a los suyos como el fin de lo que hacen deben
perderlo, el que ya lo entregó, lo ganará, pero el que aún lo tiene, por mi causa lo perderá.
No se puede servir a dos señores; Yo soy el Señor de mi iglesia y reclamo con la autoridad
de mi Padre lo que me pertenece. El hijo de Dios habla en la voluntad del Padre y toma potestad
sobre sus vidas, porque la tomé en la Cruz. Mi muerte en la Cruz me dio potestad y autoridad sobre
todo el Mundo espiritual, soy el Señor de lo que mi padre ha creado y más allá. No crean que vencí
en la Cruz solo a Satanás y a la muerte, no, porque vencí a todo aquel que se oponga a la voluntad
de mi Padre, toda potestad me ha sido dada por mi Padre y junto con ello, la vida de cada uno de
sus hijos, es por esto que reclamo lo que ya me ha sido dado, me fuiste dado y también toda mi
iglesia, esos son los que busco y reconozco, porque para la obra de mi Padre han sido llamados.
Cuando los reconozco los cubro y los hago fuertes en la batalla espiritual, quien no es
reconocido por mí, pierde la batalla. El que no tiene en su frente mi nombre escrito no podrá ganar
la batalla; mi nombre se ve en ustedes cuando siguen el camino de la obediencia.
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